Los celos entre hermanos son tan habituales como los días de lluvia. El tema es que la lluvia no se torne en una tormenta que provoque inundaciones difíciles de parar. Los celos también son responsabilidad de los padres para que éstos no desemboquen en una rivalidad entre hermanos adultos.
Los psicólogos opinan que como padres tenemos que adelantarnos, es decir haciendo prevención de conflictos fraternales. Por ejemplo, si sabemos que el bebé va a romperle el dibujito o el librito que tiene el hermano mayor, no dejemos que eso suceda. Si hay una sola tele y dos adolescentes, especialmente si son mujer y varón, probablemente van a tener gustos distintos por los programas, por lo tanto fijá la norma de horarios, antes que empiecen los gritos y las discusiones.
En el caso que los niños o adolescentes peleen, siempre que sea posible permanezcamos al margen para que ellos mismos puedan resolver sus conflictos. Si intervenimos y le damos la razón a uno u a otro seguro se generará en el futuro una fuerte competencia entre ellos.
Mientras que si en vez de actuar observamos, cortando con la situación, por ejemplo poniendo a cada uno en ambientes separados para que se puedan calmar y ayudarlos a reflexionar sobre lo que hicieron los estamos alentando a que puedan madurar.
Desde ya que, si se están agrediendo físicamente o porque la diferencia de fuerza o tamaño es tan evidente que uno de los hermanos va a salir lastimado: ACTUEMOS, pero nunca seamos árbitros. Con separarlos se parará la pelea para que cuando estén más tranquilos puedan todos expresarse.
Cuando consideres que ya están todos tranquilos, ahí sí es importante preguntarle a cada uno por separado para que puedan hablar más libremente, sin interrupciones, ni intimidaciones, ni insultos.
Acordate: no los acuses, a veces los padres somos los peores jueces, en vez de eso, directamente preguntales: ¿qué pasó?
Una vez que cada uno dio su punto de vista, resumí lo que paso y sugeriles que ellos den posibles soluciones al conflicto. Esta experiencia los ayudará en el futuro a resolver conflictos por sí solos.
En el caso que no se pongan de acuerdo, ya sea porque no quieren “dar el brazo a torcer” o porque son muy chicos para que se les ocurra una solución que beneficie a ambas partes, vos proponé algo posible y que los dos sientan que pueden cumplirlo.
Si tenés más de dos hijos es muy común las alianzas, en estos casos también escuchalos por separado y no te guíes con el que quiere defender a alguno de los hermanos, sino estarás negociando con el vocero y no escuchando realmente lo que pasó con cada uno.
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Los celos y las peleas se dan con mayor frecuencia entre los hermanos que se llevan menor diferencia de edad.
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En la adolescencia se puede llegar al extremo de que no se hablen. No te preocupes esa etapa también se supera, pero no pretendas que se amen, sí exigiles respeto.
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La última…fomenta los buenos momentos entre ellos, siempre si reforzás lo positivo tendrás más oportunidades de que disfruten del regalo de ser hermanos.